Del despecho a la alegría - Blog de Gino González

jueves, 12 de noviembre de 2009

El concierto de la Carlota

La irreverencia farandulera es atractiva

pero no es revolucionaria.

Presuntamente yo iba a cantar en La Carlota. Me llamó unos días antes un amigo y me habló de la posibilidad. Le respondí que yo quería ser famoso era en El Socorro y ya lo era, pues allí me conoce todo el mundo y ninguna radio coloca mis canciones tanto como la comunitaria de mi pueblo natal. Esgrimió que era importante para difundir el mensaje, me convenció y le dije: “vamos echarle bola”. Luego no me vi en ningún programa. Me enteré que estuvieron haciendo todas las peripecias posibles para intentar mi participación. No era seguro, por lo que no tenía una hora precisa para la hacerlo. Total que llegamos al sitió y como ya había culminado el bloque “criollo”, dijeron que no me podía montar. Les digo que sentí un alivio. La noche anterior había estado en Barinas en otro de los tantos actos en homenaje a nuestro Alí Primera (“nuestro Alí Primera”, está bastante compartido el camarita). Allí estaban entre otros, Los Guaraguaos y Carlos Ruiz, compañeros de Alí en aquellos tiempos. Vale destacar que en este concierto habían cuatro “pelagatos”, al contrario del La Carlota: “hasta las metras”. Ese sábado me levanté de madrugada y me “esmacheté” pa Caracas a cumplir con la obligación. A la una y media de la tarde estaba allá. Venía con un conflicto, pues en Barinas se hicieron fuertes críticas a ese concierto. Los músicos del conjunto llanero que a veces me acompañan obviaron otro compromiso para ir a Caracas y no iba a “echar el carro”. No canté, pero estaba dispuesto hacerlo aunque, repito, sentí alivio porque no lo hice. Muchos camaradas me dijeron: “te salvaste de ese peo” y otros: “hubiera sido bueno pa que dijeras cuatro vainas”. Las vainas las voy a decir ahora, en fin, de haber intervenido, a lo mejor me hubiera limitado a cantar mi mierda y que escuchara el que le diera la gana y el que no quisiera, no.

En lo que a mi respecta el problema no es el requetón ni el rock ni cualquier otro ritmo, sino las formas y los contenidos alienantes que a partir de ellos se trasmitan. No veo la diferencia entre un requetón donde se denigre de la mujer o se irrespete a la gente y una canción llanera donde se haga lo mismo que bastante las hay. No veo la diferencia entre esos grupos sin ninguna propuesta estética más allá del ruido, con su indumentaria estrafalaria que termina poniéndose de moda beneficiando al mercado capitalista al estruendo de música llanera y cantadores vestidos de tejanos pegando saltos y gritando: “viva nuestro folklore”, “aplausos para la música venezolana”, cuando en ambos casos lo que está de por medio es manipular para vender un espectáculo o a un candidato. Hay una realidad innegable, aquellos llenaron La Carlota y éstos abarrotan una feria o fiesta patronal a cada rato. ¿Por qué?

¿Qué habían unas mujeres meneando el culo?, nosotros también lo hacemos en los golpes de tambor, pero es diferente un baile colectivo a cuando se utiliza un baile erótico como sugestión para venderte algo. Desde una canción hasta un cepillo de dientes, eso es prostitución. ¿Qué se dijeron groserías?, ah bueno pues, ese no es el peo, nosotros tenemos una legislación pacata y ridícula que prohíbe que se diga coño o mierda o cuca en radio o televisión como que si las palabras en si mismas insultan, irrespeto es que un mamagüevo te diga arriba de una tarima “qué canten los estúpidos”, “yo soy el raspa culo”, “aquel cabrón de esa mesa”…y lo triste que un público ría y celebre esa güevoná. ¿Qué es lo que pasa?

Recuerdo que Eduardo Ramirez cuando miraba esas cosas o escuchaba alguno hablando de sus andanzas con Alí Primera, decía con arrechera: “mierda ahora todo el mundo fue amigo de Alí” o con tristeza: “pobrecito Alí”. Alí es del manejo público y como está profundamente arraigado en el pueblo, en su nombre se hace todo. Se utiliza pa lo que sea. Es como Dios, qué político va andar diciendo que Dios no existe, será pendejo, si en Dios cree todo el mundo. Ese fue uno de los pelones de bola de los intelectuales de izquierda de los sesenta que se proclamaban ateos para dárselas de más comunistas que Marx y terminaron aislados, entre otras cosas. Por compartir los mismos sueños me encontré y me une una franca amistad con Los Guaraguaos, Carlos Ruiz, sigo amando al Gordo Páez donde se encuentre, el Grupo Ahora a los cuales aprecio y fui bastante amigo de su cantor fundador Eduardo. Por qué digo esto, porque yo no conocí a Alí Primera, pero conozco sus cuentos y de alguna manera uno está al tanto de su comportamiento debido a su conocida trayectoria. Alí estaba consciente de la alienación del pueblo, le cantó y creía en el pueblo, aunque el pueblo seguía votando por AD y COPEI. Sin embargo, no por eso se iba a presentar en Sábado Sensacional y oportunidades tuvo. Incluso, respetó cuando algunos compañeros se presentaban en televisión. Tenía amigos en la “farándula” y si alguno de ellos, el cual consideraba que era rescatable, accedía presentarse en los tantos eventos de solidaridad con los pueblos que montó, lo aceptaba. Pero ese artista venía a un acto político con un concepto revolucionario, ahora, al revés, él no lo hacía ni puel carajo. Alí podía traerse a Simón Díaz a un acto nuestro, pero si éste, quien ha cantado por dinero donde sea y con quien sea, participaba en un evento de Acción Democrática, no se iba a cantar con él. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Estamos derrotados? ¿La verga es: si no puedes vencerlos úneteles? ¿A qué se debe eso? Hay un público, hay una buena parte de la población que comparte esos gustos musicales. Es lógico que los compartan, nosotros estamos en el capitalismo y queremos ir al socialismo. Tenemos 10 años en esa pelea, coño, pero hay unos compas en el gobierno que al parecer prefieren administrar el capitalismo en vez de financiar la revolución. Estamos hablando de un concierto camaradas, pero aquí venimos diciendo hace tiempo “guerra al latifundio” y en los campos venezolanos se cuentan más de 200 campesinos asesinados, venimos hablando de fortalecer los consejos comunales y los gobernadores y alcaldes siguen siendo “reyezuelos” que se llevan la mayor tajada. ¿Cuántas fábricas socialistas tenemos? ¿Socialismo es barrio adentro y las misiones? Que yo sepa esas son reivindicaciones. Una revolución si no toca el aparato productivo no es socialista. Una revolución si no se plantea dialécticamente a la par de los cambios en la estructura económica las transformaciones en la cultura, no es socialista, a lo sumo llegará al reformismo, pero no al socialismo.

Ese coñazo e gente que asistió y disfrutó el concierto de La Carlota entre escuálidos, chavistas y “ni nis”, somos nosotros. En La Asamblea tienen un anteproyecto de ley de cultura como si la cultura se decreta. Esta es la cultura del capitalismo porque somos capitalistas. Pregunte en los campos venezolanos, allí hay una pelea por la tierra, pero los sin tierra, la mayoría quieren ser finqueros. Si no dirigimos los tiros pa donde es, seguiremos actuando así, complaciendo al sistema sin alternativa por temor a perder la mayoría. Actuando a la defensiva. Cuando te dicen que estás atentando contra la propiedad privada, sales tú diciendo: “quién dijo, nosotros respetamos la propiedad privada” porque no hay una infraestructura cultural y comunicacional que explique que la propiedad privada es una patraña sobre la cual se sustenta el capitalismo y que significa privar a otro de los beneficios. Muchas veces he pensado que el derrumbe del capitalismo está en su propia alienación, si aceptamos eso, dejemos solo a esa mierda, nos vamos del gobierno y sálvese quien pueda. Ahora, si queremos hacer una revolución, vamos a darle al asunto como es. Seguimos con el concierto. Si nosotros para complacer y cautivar a un público tenemos que pagarle una millonada a grupos y “artistas” comerciales estamos jodidos mano. Por qué digan no al imperialismo, pero “apolíticamente”. No seas pendejo. Al imperio todo el mundo lo odia. Todos los pueblos estamos en su contra y los pueblos que son los que hacen revoluciones también son los que compran discos, pagan esos espectáculos y consumen todo eso. Después del sacudón del 27 y 28 de febrero de 1989 recuerdo que las empresas disqueras comenzaron a promocionar temas de contenidos seudorevolucionarios aprovechando esos momentos. También he pensado si esos “artistas” de fama mundial no nombraran a Chávez y a nuestra revolución sólo para que les paguemos un concierto. Le voy hacer una promesa al Anima de Taguapire quien quita y ojala se desmorona el imperio norteamericano de una vez y deje de joder tanto. Ahí es donde vamos a saber si vamos a ser socialistas o simples socios comerciales mundiales cada cual con sus desigualdades de clase en sus países respectivos.

Vamos a ser pragmáticos entonces. Si actuamos en función de lo que le gusta a la gente y el gusto como todos sabemos se impone mediáticamente, ¿por qué contando con el gobierno, un ministerio de cultura, un ministerio de comunicación, varias televisoras y radios no hemos incidido en el gusto de las mayorías? ¿Por qué no determinamos la pauta musical de este país? Bueno, pero es que ni siquiera competimos teniendo los recursos para ello, estamos enajenados por completo y no se hace nada para repeler esa arremetida ideológica ¿Qué hacemos, a qué conjuro, a que trampa debemos recurrir? ¿Hasta cuándo “jalamos bola” y apelamos a distintas vías para difundir un disco o para participar en un evento, tal como este camarada que trato a capa y espada de que yo cantara en ese concierto, debido a que no hay una política en ese sentido? ¿La salida es individual? Los camaradas de Dame Pa Matala presentaban su disco en La Hojilla y decían que ya habían tenido conversaciones con las Librerías del Sur y hasta con Pedeval como punto de distribución y venta de su material. ¿Qué vaina es esa de que tengas que buscar salidas particulares al problema? ¿Qué coño pasó con La Casa del Disco? ¿Dónde están los malditos discos? Yo no los veo por ninguna parte. En cada biricueto que tiene el ministerio de cultura en este país debería estar la canción de esta revolución. Propagandizar eso por todas las vías. Hacer una verdadera ofensiva cultural para la revolución y el socialismo, no para cursilerías y estupideces que en nada perturban la alienación capitalista. En fin, ¿qué ha pasado con el ministerio de la cultura? La vaina como que es verdad que allí lo que gravita es una pandilla de escuálidos y pequeños burgueses. Señores, un ministerio de cultura es una trinchera de propaganda que responde a los intereses de un estado, siempre ha sido así, no me vengan con paja. Si ese ministerio no sirve para instaurar una plataforma cultural revolucionaria que extermine al capitalismo, entonces pa que coño sirve. ¿Para presentarnos un pasado típico y momificado, para un arte de museo, para publicar cualquier mariquera, para festivales estúpidos donde nadie asiste, para impulsar la música clásica porque este pueblo es muy bruto y Dudamel se vaya para Mayami y pose para la rolex?. ¡No seas loco! Los festivales de la canción necesaria los sabotearon, él último con ese nombre en plena campaña por la reforma fue entorpecido descaradamente.

Pero sigamos con La Carlota. El asunto tampoco es que a ellos les pagan una pelota e real y a mi no. Que a ellos les ponen un camerino y a mi no. Que a ellos les brindan seguridad y a mi no. Digo esto porque se que hay unos bichitos que ven en la revolución la posibilidad de proyectarse como mercancía y hasta tienen sus contactos para ello. Allí se consigue más de un “vividor”, vulgares empresarios del espectáculo. En cuanto a la canción para la revolución que se ha seleccionado y proyectado en los últimos tiempos se ha partido de los mismos criterios capitalistas, es decir en base “a que es lo que le gusta a la gente”, de allí que se ha preferido una canción que “ponga a brincar a las masas”, a repetir consignas. Y desde luego, estas son las agrupaciones y cantores más cotizados, mejor pagados. Incluso, muchos que vivieron y se gozaron la cuarta república, que cantaron en sus eventos, hoy se presentan y se adaptan a este gobierno sin el mínimo pudor. El propio negocio. Es cierto, esta ha sido una pelea electoral, pero así no dejaremos de ser el mismo pueblo que ayer abarrotó los mítines de Acción Democrática y COPEI en la cuarta república. A la gente hay que ponerla a pensar. ¿Cuál es nuestra función como cantoras (y cantores) de la revolución? Alí Primera le cantó a la pobreza material y espiritual de este pueblo, le cantó a sus miserias y a sus virtudes, convocó al combate para la toma del poder. Ya tenemos el poder y ahora a qué le cantamos. Cómo abordamos la realidad de hoy. El problema no consiste simplemente en sustituir unos por otros ni la fama como máximo trofeo.

Lo cierto, camaradas, es que si a este país lo agarra la oposición aquí va a correr la mierda con sangre. Esta oportunidad que tenemos hoy no volverá en 100 años si es que queda planeta. Por tanto debemos insistir en la crítica y la autocrítica, pero no para devolvernos, sino para radicalizar la idea (otra trampa con el lenguaje en la que caen algunos compatriotas es llamar radical a la extrema derecha, ¡qué vaina es esa!, aquí los radicales somos nosotros). ¿Y quiénes van a radicalizar la idea, el enemigo infiltrado en el gobierno, los pequeños burgueses que adrede o por incapacidad, creyendo que se la están comiendo, montan espectáculos de esa naturaleza, los que consideran que a este pueblo lo que hay es que darle “pan y circo”? Eso se cae por su propio peso. Sin formación política, sin conciencia ni convicción revolucionaria, sin profundizar más allá de los llamados del estómago, esto no se sostendrá por mucho tiempo. Los niveles de esperanza han tenido como fundamento el ideal capitalista. Los enemigos del proceso dentro y fuera de la revolución están claros en sus acciones. Debemos precisarlos y combatirlos, pero también a los reformistas que no quieren socialismo un carajo, esos desean es un capitalismo “chévere” que les permita mantener sus cuotas de poder en base a permitir unas cuantas limosnas al pueblo. “Un juguete para los simpáticos niños del páramo”. Chávez sigue moviendo ese intrincado ajedrez. Hasta ahora ha jugado bien. De nosotros depende la victoria o la derrota.

martes, 27 de octubre de 2009

Con El Cazador Novato en Altamira de Cáceres

Hace unos meses fui a Altamira de Cáceres con Ramón Mendoxa, José Roberto Duque y un equipo de Ávila TV, para encontrarnos con Rafael Martínez, El Cazador Novato. Aquello fue conversa y canta con el maestro. Estos fueron algunos de los videos que hicimos en esa oportunidad:






martes, 29 de septiembre de 2009

Sicarios del latifundio

“Dice mi padre que un solo traidor

puede más que mil valientes”

Alfredo Zitarrosa

Un periodista, por allá en mil novecientos y algo, entrevistaba al jefe de la revolución agraria mexicana Emiliano Zapata y le preguntó qué aspiraba en lo personal de la revolución, más allá de los logros colectivos, y éste le respondió: “¿Usted ve aquella loma que está allá? bueno, yo quisiera, sí es posible, allí, un pedacito de tierra”. El periodista le contestó: “¿por qué siendo usted el jefe de la revolución mexicana se conforma con tan poco? A lo cual le dijo Zapata: “Allí me gustaría que construyeran un cementerio pa que me entierren junto a mis compañeros”. Emiliano Zapata fue asesinado tiempo después en una emboscada, víctima de una traición. Nunca se rindió, siempre se negó rotundamente a entregar las armas ante las diversas propuestas de pacificación. Decía que sólo las armas garantizaban el reparto de las tierras y que dispersos y desarmados serían masacrados por los latifundistas, los cuales contaban con recursos para eso. Mantuvo su ejército hasta el final e incluso aplicó con éxito por más de cinco años el conocido Plan de Ayala en una buena parte del territorio del sur de México, el cual no era más que una Ley de Tierras en donde hubo reparto de las mismas con propuestas productivas concretas.

Nuestra revolución tomó el camino de la paz y nosotros sabemos que ese camino es lento. La lucha política para que se materialicen los planes es engorrosa. Los revolucionarios enfrentan con coraza de hierro saboteos y obstáculos de todo tipo. Las instituciones están infectadas por la ética de la putrefacta política que se niega a morir. Subyacen en ella la modorra burocrática y los vicios que todavía no le permiten romper con los viejos esquemas y aun, por arrastrar prácticas del pasado, no se encuentra la fórmula real, más allá de la ley, para que el pueblo se labre su propio destino. Debemos lograrlo, en ello nos va la vida.

La revolución es pacífica, pero no desarmada, ha dicho nuestro comandante Chávez, refiriéndose a un pueblo dispuesto a defender la revolución y a unas Fuerzas Armadas, a pesar del conjunto de traiciones que ha habido en su seno, de resguardar la Constitución Bolivariana. Sin embargo, las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional y los cuerpos policiales en general son instituciones hijas de la cuarta república y al igual que el resto en ellas aun persisten viejos vicios. Seguimos, a pesar de ello, confiando en ellas, puesto que la mayoría de quienes la conforman provienen de este pueblo históricamente sometido. Algún día tendrá que llegar la hora del amor para asumir por fin la construcción colectiva de la patria y no seguir sólo respondiendo individualistamente a los llamados exclusivos de tu propio estómago. Lo cierto es que la revolución pacífica del pueblo desarmado le ha costado el asesinato de más de un centenar de dirigentes campesinos en los campos venezolanos. Celebramos los intentos por erradicar de una vez y para siempre el flagelo del latifundio que tantas vidas ha cobrado a lo largo de la historia de la desigualdad social. Pero cómo hacen los comités de tierra del país para hacer valer la justicia ante las constantes amenazas y arremetidas del sicariato pagado por los latifundistas. ¿Seguirán ahogando las balas criminales en las tiernas aguas mansas de sus pechos?

A pesar de lo absurdo de que la tierra como bien natural, al igual que el aire, pudiese tener dueño, el Estado le ha respetado la propiedad a los terratenientes bajo ciertos criterios específicos de productividad. Bastantes de ellos, en su voracidad, ante el temor de que sus fincas se clasifiquen como no productivas, en muchos casos lo que han hecho es deforestar indiscriminadamente el monte con los daños ambientales consecuentes para justificar sus extensiones. En fin, los ricos cuentan con las mejores y mayores extensiones de tierras, pero aun así, cuando los campesinos sin tierra tratan de acceder a un pedazo, por lo general de la peor calidad, son recibidos a plomo.

Los campesinos revolucionarios activos en esta pelea son hostigados continuamente. El considerable número de campesinos asesinados tiene como objetivo amedrentar y descabezar el movimiento campesino. No lo lograrán. Hasta tanto no se salde esa deuda histórica la confrontación es inevitable. La propiedad privada sobre la tierra no tiene fundamento legítimo y es antinatural. Sin embargo, en la mayoría de los campesinos no persiste una posición radical sobre el problema, sólo exigen un pedazo de tierra para trabajar fundamentados en la constitución de la República Bolivariana de Venezuela que si bien ampara la propiedad de la tierra, también ampara el derecho a la misma. Por lo tanto, el gobierno revolucionario debe garantizar la aplicación de la Ley de Tierras pacíficamente.

Es un asunto de vida o muerte. El campesinado venezolano necesita sentir que cuenta con un gobierno dispuesto a hacer cumplir la ley para no verse forzado, una vez más, al igual que Ezequiel Zamora y Emiliano Zapata, a armarse para hacerla valer, porque parafraseando al Che Guevara: “o hay patria para todos o sino que no haya para nadie”.

martes, 25 de agosto de 2009

Hacia una ofensiva de la canción revolucionaria

Estas son unas ideas que surgieron de conversaciones con nuestro inolvidable camarada fallecido Eduardo Ramírez, y que yo he retomado para esta propuesta que invito a leer, criticar y asumir en colectivo

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Este es el planteamiento de un conjunto de revolucionarios o de aspirantes a ser revolucionarios en el entendido, parafraseando al Che, de que esa constituye la máxima sensibilidad del ser humano la cual no es fácil adquirirla dentro del repugnante laberinto en que nos ha sumido el capitalismo. Nos hemos reunido en torno a una trinchera común que forma parte de la máxima trinchera que como pueblo asumimos para el parto definitivo y permanente de la revolución.

Esta trinchera que parte de esa trinchera mayor, la hemos nombrado canción puesto que de esa denominación partimos en este escrito. Pero no sólo es la canción: es la cultura en general. Una revolución debe plantearse un comportamiento como respuesta al beso que ofrenda ese amor. El arte se manifiesta tanto en el arquitecto y en el albañil del pueblo que han diseñado y construido casas entre la maraña y lo intrincado de los cerros de Caracas, hasta en el virtuoso que exprime una guitarra hasta el límite del oasis imaginado en el desierto. Todo absolutamente todo debe ser dialécticamente perturbado por la revolución porque nuestra tarea consiste en destruir el capitalismo. Vamos arroparnos hasta donde nos alcance la cobija, no pretendamos, en el inmediatismo, instaurar al socialismo de una vez. El socialismo aun sigue siendo sueño, idea, concepto….no será verdad hasta tanto no se conforme una cultura que lo sustente. Es la realidad, pero no lo definitivo, paso a paso andamos en el camino, pero no nos perdamos hacia el escalón siguiente creyendo que paulatinamente como lógica y tranquila consecuencia el socialismo llegará. La revolución es una fractura histórica quieras o no. Lo comprendes o simplemente te recordaran como un gobierno “progresista” que no pasó más de allí.

El disparo revolucionario en el asunto cultural nada tiene que ver con la tradición, al menos que ella nos sirva como resistencia en el combate. Y muchísimo menos nos conviene tomar fragmentos de la cultura burguesa en la cachaza mental de hipnóticas esperanzas signadas por el maltrato de nuestra condición de clase explotada que sólo reproduce nuestros complejos de pobres. Un proyecto cultural para el país es el proyecto revolucionario mismo. Estamos librando una batalla tenaz por el socialismo y uno de los obstáculos ideológicos fuertes lo constituye la alienación capitalista. Un movimiento de cantores, o mejor dicho, la canción revolucionaria precisa ser cultivada eficazmente como trinchera de lucha. Convencidos de que en este proceso nos jugamos la vida de la patria, la canción revolucionaria constituye una trinchera importante y no podemos permitir su naufragio.

La Canción que Alí Primera denominó necesaria es un recurso muy importante para la organización y la lucha contra la alienación capitalista, la desinformacíón y la transculturización. Contribuye más allá de la consigna y la propaganda, a la formación política y a la sensibilización del pueblo. Es una tarea militante dentro de las que les corresponden a los amorosos, la cual cumplimos con la alegría de los juntos en la misma querencia a pesar de los dolores. Para que la canción vaya más allá de la consigna debe desenmascarar al capitalismo, por tanto debe tener una concepción revolucionaria de la vida y en esa perspectiva abordar toda la cultura: la historia, la producción, la salud, la literatura, la comunicación, la vivienda, la alimentación, el consumo, el amor, el espacio, la organización social, la muerte, la fiesta, la canción misma…todos los factores culturales que en el capitalismo tienen una expresión concreta y que nosotros no podemos reproducir si la revolución es verdadera. Combatir la enorme fuerza de la costumbre no es fácil, pero esa es la tarea. Vamos arrancando espinas y así para los que vengan detrás el camino será menos espinoso. A nosotros nos tocó el espinero, ellos también encontraran espinas, pero soñamos con que sean menos.

· La canción revolucionaria debe ser masiva. Recordemos las experiencias en el continente donde la canción ha jugado un papel importantísimo en la lucha. A estas alturas, ya contando con medios de comunicación masivos de radio y televisión, la programación sigue siendo sustantivamente alienante. La música en la mayoría de las radios del país, alternativas o no, contribuye a la alienación capitalista. Argumentos como el de que “eso es lo que le gusta a la gente” es un irrespeto al pueblo. En el país no suenan ni siquiera agrupaciones como El Grupo Ahora, Los Guaraguaos y cantores como El Gordo Paez, entre tantos que tienen una trayectoria de años de lucha junto a Alí Primera. Mucho menos los nuevos cantores, muchas agrupaciones y cantadores sólo participan en contados eventos aislados que no contribuyen rotundamente a la fractura de la tendencia alienante del gusto propulsada por el mercado del disco y la manipulación ideológica. Otros, dentro de la dinámica del estado y en el marco de la cotidiana guerra mediática y electoral, ofrecen su creatividad y sus destrezas exclusivamente para eso, obviando la tarea fundamental del canto revolucionario, la cual consiste en la extirpación definitiva del sistema capitalista. De allí que la discusión, investigación y acción debe ser constante para desenmascarar al capitalismo y su cultura.

· La canción en conjunto con las diversas áreas de la cultura debe ser enfocada hacia el cambio, hacia la conformación de una nueva sociedad que implica una nueva cultura. Es decir, encontrarnos como pueblo, construirnos como pueblo, exaltando nuestros valores colectivos, desentrañando las trampas de la alienación para enterrar los viejos esquemas y vicios de la sociedad capitalista que está muriendo.

· La canción debe ir más allá de la consigna y de la propaganda electoral o institucional, sin negar su importancia en estos aspectos, la canción debe cumplir su papel en cuanto a la desalienación capitalista, la formación política o ideológica, la exaltación de la moral revolucionaria que se traduzca en incentivos organizativos como parte de la educación o conformación de la conciencia revolucionaria en conjunto con otros elementos de la práctica y la convivencia diaria del pueblo en revolución.

TAREAS PARA YA:

· Reimpulsar la canción revolucionaria por la construcción del socialismo como única alternativa del planeta.

· Propulsar la canción necesaria desalienante como parte de la formación política o ideológica y la exaltación de la moral revolucionaria.

· Incentivar mediante la canción, la organización del pueblo a partir de la educación o conformación de la conciencia revolucionaria.

· Promover la canción de nuestra cultura nacional y ancestral la cual en si misma es revolucionaria en lo que respecta a la identidad de la patria e incluso en muchos contenidos que exaltan nuestra memoria histórica, trágica y libertaria, junto a nuestros valores como pueblo de los cuales debemos desentrañar nuestras miserias y virtudes.

· Asumir la producción y difusión del material que hasta ahora tenemos. Realizar con este objeto una investigación minuciosa con respecto a las canciones con las que contamos como patrimonio revolucionario, seleccionarlas y difundirlas. Nosotros contamos con un patrimonio musical y poético importante que constituirían al fortalecimiento emotivo y conceptual del proceso revolucionario, desde nuestro indiscutible Alí Primera hasta Don Pío Alvarado, José Romero Bello y tantos más o tantas más, expresiones colectivas y personales, anónimas o conocidas, de las cuales, aunque tal vez no en su totalidad, se pueden ubicar composiciones acordes con el proyecto revolucionario del pueblo.

· Incentivar la creación constante.

· Conformar un batallón de promotores en todo el país visitando radio por radio, programa por programa o en su defecto una distribuidora del material discográfico en conjunto con Conatel, Ministerio para el poder popular de la comunicación e información y las redes existentes con este fin.

· Lanzar una ofensiva comunicacional con la canción contra la desinformación, la manipulación, la mentira mediática contrarrevolucionaria, el consumismo,... y en general contra la cultura capitalista.

· Relacionar el movimiento de cantores con los movimientos sociales a través del debate, foros canción, conversatorios, organización de actividades, entre otros métodos que afloren colectivamente para ello.

· Incentivar encuentros permanentes de cantores para la discusión y formación de los mismos. Así la canción no será producto exclusivo de la elaboración individual y se asumirá como un colectivo, sin negar la autoría, pero que no desemboque en la trampa del narcisismo, el egocentrismo, el farandulismo y otras taras propias de la psicología capitalista.

· Incentivar y promover la nueva generación de cantores y contribuir a la formación de los mismos en los encuentros y otras alternativas que diseñemos con ese objeto.

· Coordinar la canción necesaria a la par de una ofensiva general del movimiento cultural revolucionario: la poesía, el teatro de calle, sala y patio, el cine, el documental, la pantomima, la pintura, el mural, la artesanía, el periódico, el humor (es inaudito que un pueblo tan jodedor como somos nosotros no aprovechemos ese recurso, ni siquiera contamos con un buen programa humorístico en nuestras televisoras)… y todo aquello que contribuya a una disposición emotiva para la transformación social.

· Desarrollar las actividades del movimiento de la canción necesaria todo el año mediante la organización de los propios cantores quienes deben definir su metodología y su concepto.

· Realizar Encuentros Nacionales e Internacionales de la Canción Necesaria. En el mismo incluir no sólo a cantores sino también músicos, poetas y afines para discutir el papel de la canción y del arte en tiempos de revolución bolivariana en donde además de definir el rumbo contribuyan a la organización y coherencia de las tareas.

· Contribuir a la integración de los pueblos mediante el intercambio permanente.

· Realizar Giras Nacionales e Internacionales de la Canción Necesaria. En lo nacional, con el objeto de promover nuestra cohesión organizativa y revolucionaria como pueblo en el país para lo cual debe estar conectado en la idea y organización el PSUV en un todo desde su dirección nacional, regional, municipal, patrullas, además de los consejos comunales y otras organizaciones conectadas en la idea. En lo internacional, la divulgación de el proceso revolucionario venezolano, contribuir a la integración latinoamericana y de los pueblos en general como parte del espíritu unitario de la propuesta de la alternativa bolivariana de los pueblos (ALBA).

martes, 7 de julio de 2009

El Dios de la mercancía

Hágase una encuesta, no para medir inclinaciones electorales o la simpatía hacia algún gobernante, sino las aspiraciones concretas de la gente según a la idea que se maneje para la realización personal. Una sola pregunta: ¿Qué necesita para ser feliz? Estoy seguro que el gran canasto del cielo no bastaría para llenar los niveles de esperanza.

Hubo una época donde un título nobiliario era el gran anhelo para la realización social. Usted pagaba una gruesa suma de dinero y desde allí en adelante era conde o barón…La burguesía acabó con esa paja. La valla publicitaria de una conocida tienda comercial ilustra el sueño capitalista del momento: “pase adelante, cuarenta mil artículos para su hogar”. El eslogan de las loterías: “juégalo y mañana verás cumplido tus sueños de hacerte millonario”. O aquella frase propagandística que manejó un producto lucrativo en llamativos carteles extendidos en lo largo y ancho de las principales autopistas y avenidas del país: “La ambición no tiene límites”. De igual modo, los descomunales supermercados y centros comerciales son los grandes templos del momento donde se acude a venerar al gran Dios de la Mercancía. Allí acuden numerosos conglomerados humanos a buscar la paz en la contemplación, a sólo mirar, para luego regresar a casa como un estúpido, todo manipulado, sopeteado de propaganda con la vista al suelo, no compraste nada esta vez, pero “si Dios quiere” la próxima vez si lo harás, pues no haz perdido la esperanza del milagro divino de la suerte, no haz perdido la fe de entrar al paraíso de la propiedad privada, el cual, como la promesa celestial y de salvación de las religiones, no se te niega, sólo debes esforzarte y luchar contra el pecado del ocio y de la flojera y de la mala cabeza que eres para los negocios y la administración del dinero, pero que con el ayuno, la penitencia y el sacrificio podrás algún día al fin acceder a la redención del capital.

La felicidad que propone el capitalismo es farsa, ficticia. Es imposible que cada sujeto pueda acumular los niveles de riqueza a los que se aspira teniendo como modelo la vida opulenta de los minoritarios ricos del mundo. Es imposible que cada habitante de este planeta tenga un carro y mucho menos un yate o una avioneta o trescientas hectáreas de tierra. Sin embargo, esa probabilidad se difunde como cierta por los ideólogos del sistema capitalista. Recurren a todos los artificios posibles para instaurar al máximo el sortilegio del consumismo y vender desde lo más irrelevante hasta lo imposible. Esto trae como consecuencia grados de frustración que desembocan en una carnicería humana que perturban los intentos de construcción de una sociedad colectiva. Esa frustración junto al odio que ella misma origina no dejará de existir mientras un 10 % de la población mundial acumule el grueso de la riqueza del planeta ante la mirada hambrienta del resto. Esa rabia es un potencial revolucionario para la toma del poder, pero sólo será efectiva para la fundación la nación que soñamos en la medida en que se pierdan las esperanzas fundadas en el ideal capitalista.

lunes, 8 de junio de 2009

Una vela en un rincón

¿Quién se acuerda del nacimiento? Quiero compartir un fenómeno maravilloso que a lo mejor muchos no recuerdan. ¿Sabían ustedes que uno siembra una semilla y nace una mata? No se ría. No me diga que lo sabe, lo ha observado o tiene información de ello, pero no lo sabe. No lo sabemos. Hemos sabido de su proceso. Hemos sembrado, pero no sabemos del sortilegio de la flor ni porque hemos tenido hambre, sed de sombra o de luz. Toda explicación más allá del nacimiento o de la muerte son especulaciones que rayan en lo ridículo y lo imbécil. Unos amigos me contaban que hace unas semanas un meteorito pasó a unos 80 kilómetros de la tierra y quienes tienen telescopios diseñados para ver hacia el espacio más allá de la capacidad natural del ojo humano, no sólo apenas lo supieron 3 días antes, sino que no dijeron nada. A lo mejor tenían razón, pero nosotros no podemos seguir estúpidos ante los misterios. Ya basta de religión, de ciencia o filosofía como engaño. Si algo todos sabemos, pero nos negamos a reconocerlo, es que no sabemos por qué nacimos ni por qué morimos. Pero aunque el psicoanálisis haya dicho que mediante el hipnotismo nos trasladamos más allá del nacimiento y la muerte, digo, aunque se me tilde de aristotélico, y a quién le importa eso, que aquí el asunto es vida y es muerte dentro de la propia vida y maldigo los miedos aun con miedo y asumo la huida ante la muerte al igual que el venado y la gallina para decir sin saber por qué, que no queremos morir, pero morimos, para determinar que es paja estar pensando en eso, por qué en fin a la muerte se debe acudir en blanco, de la misma forma como se nació y no andar inventando lo que no se sabe para no andar viviendo renegando de la muerte entre el hambre, el miedo y la ignorancia convertida en venganza, avaricia, ficticia eternidad de los necios que se piensan poderosos mediante la fe individualista más allá de su evidente vulnerabilidad y se esgrimen vanidosos y voraces ante el tierno destello del infinito de la vela en el rincón de la casa encendida a los muertos del alma para que la llama sea la lágrima generosa y aplaque un poco el dolor de la ausencia y te retires con el fuego sereno de la entrega misteriosa en el pecho a la cotidianidad general del mundo amando la vida presente ante tus brazos y entregar la risa y el llanto más que sabiendo, sintiéndote, sintiendo la vida sin más argumentos que el corazón.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Cuál es nuestra miseria?

Un profesor, el cual por cierto ocupa un cargo importante en una Zona Educativa del país en nuestra Revolución Bolivariana, recordando su niñez hablaba: “yo viví en la miseria, en la casa a veces lo que se comía era arepa con sardina”. Otro profesor amigo le replicó: “¿Y eso es miseria, chico? Miseria es una sopa sin manteca, ni aliño ni verdura de pura concha de arepa quemá”.

De miseria en miseria hemos vivido, no hay diferencia entre el rancho del caserío al del barrio de la ciudad, a no ser por las enfermedades que se distinguen según el espacio junto a los hábitos de vida y de consumo. El progreso de la gran industria nos plantea la paradoja de que sí anteriormente la gente moría a consecuencia de epidemias que en la actualidad cualquiera se cura por sí mismo adquiriendo el remedio en la farmacia, hoy igual morimos, a pesar de los avances médicos, los cuales se han convertido en el negocio del siglo, agobiados por el cáncer, trastornos cardiovasculares, asesinatos y accidentes de tránsito; secuelas de una sociedad que lo que le interesa es vender y no la salud de nadie.

No recuerdo y a lo mejor ni lo supe nunca, cual filosofía relaciona los comportamientos sociales con la dinámica de la propia naturaleza como naturaleza que somos, pero de que si me atrevo mediante una observación de nosotros mismos como gente, es que la naturaleza es comunista. Fíjese en este caso, el hambre atrofia, pero el exceso también. El hambre y el trabajo excesivo te conduce a la desnutrición y al raquitismo, pero el exceso de alimentos junto al sedentarismo te conduce a la obesidad y también la muerte. Nadie puede consumir más allá de lo que necesita y nadie puede dar más allá de su capacidad. Aquí radica la comprensión más tierna y sublime del pensamiento marxista: “De cada quien según su capacidad y de cada quien según su necesidad”.

Nuestra miseria la medimos en relación a la opulencia del otro. No es fácil exigir conformidad cuando se te restrega en la cara la acumulación extrema del burgués. Cuando no vivamos por hambre, cuando estudiemos por el conocimiento y no por una profesión para ganarnos la vida, cuando el trabajo deje de ser una maldición porque vemos que sólo enriquecemos a otros, cuando comprendamos que no podremos jamás ponernos 40 pantalones al mismo tiempo, cuando nos reconciliemos con la olores naturales del cuerpo y comprendamos que no hacen falta perfúmenes, ni ropajes ni joyas para el amor, cuando sepas que no hace falta competir, cuando nos comprendamos mortales al igual que el prójimo, llámese árbol, piedra, sapo o gente, cuando comprendamos que todos somos importantes, desde el conuquero, el albañil y el médico, cuando la muerte no sea el juez único que administra la justicia con equidad ser y cuando ni siquiera la eternidad te de el derecho de acumular todo los bienes de consumo para ti ante la mirada hambrienta del resto. Cuando ya no nos saquemos las espinas que nos hirieron en la vida para enterrarlas en otro, sino para tirarlas a la orilla del camino y se conviertan en abono desprovistas de toda culpa. Ese día desnudaremos la miseria al máximo y comprenderemos su fragilidad porque la miseria no se desnudara sola y aunque nos duela por los grados de contaminación que hemos adquirido tendremos que arrancarle la ropa a jirones.

viernes, 27 de marzo de 2009

De la abolición de la esclavitud al racismo

A propósito del Día Internacional contra la discriminación racial
y los 155 años de la abolición jurídica de la esclavitud en Venezuela



Jesús Chucho García y Enrique Arrieta Chourio

Fue un 24 de marzo de 1854, cuando en un acto de hipocresía y de profunda crisis financiera, el entonces Presidente de la República de Venezuela, José Gregorio Monagas, lanza el decreto de abolición de la esclavitud, después que nuestras ancestras y ancestros africanos pusieron sus inteligencias, cuerpo, alma y vida en trece años de guerra de independencia, a los blancos criollos y a la nueva oligarquía latifundista, se les ocurrió que los soldados africanos y sus descendientes tenían que volver al régimen de la esclavitud…, eso sería terrible para la moral de hombres y mujeres niños que aspiraban la igualdad social que tanto ofreció Bolívar en sus decreto y el compromiso asumido ante el primer Presidente de la República de Haití, Alexandre Petión, en 1816. Por la fuerza de las armas y la represión someterían a la esclavitud a miles y miles de patriotas descendientes de africanos. Más de treinta años, tuvieron que esperar para que los africanos y sus descendientes se les decretara la libertad, que no fue tal pues, antes de darle la ansiada libertad, el Estado se comprometía a indemnizar a los "amos" por cada esclavizado y lo peor es que al darse el pago, los ex esclavizados no les fue entregado tierra, posibilidades de educación ni alimentación, teniendo que pasar a la fase de neoesclavitud llamada peonaje o trabajarle al los amos gratis, por solo un mendrugo de pan. En Río Chico los grandes cacaos recibieron sus indemnizaciones en 1856, es decir, en tierras barloventeñas el decreto de la abolición se cumplió dos años después.
La situación anterior es la que explica la de marginalidad y exclusión en la que siguen viviendo la mayor parte de los descendientes de africanos en Venezuela, al no poseer la tierra que es la base donde se desarrolla el trabajo humano, los afrodescendientes se hicieron los eternos peones de las grandes familias dueñas de los medios de producción, se quedaron en la mayoría de los casos sin acceso a la educación y privados del acceso al conocimiento científico contemporáneo, en Aragua esta situación se ilustra de manera dramática con la negación de centros de educación media y superior en las comunidades que antes fueron habitadas por los africanos esclavizados, basta decir que antes del Gobierno del Presidente Hugo Chávez sólo existía un liceo en Ocumare y otro en Choroní para atender la formación media de centenares de adolescentes de Costa de Maya, Cepe, Chuao, Choroní y todos sus caseríos, Cumboto, La Trilla, Aponte, Ocumare, Las Monjas, El Playón, Cata, Cuyagua. La única manera de cambiar esta situación fue mediante la organización de un colectivo de hombres y mujeres afroaragueños como Jorge Guerrero Veloz, Jarwin Echenagucia, Yolimar Álvarez, Argenis Delgado, José Célis, entre otros, quienes en articulación con el equipo de dirección de la Zona Educativa del estado Aragua liderizado por Maritza Loreto impulsaron la creación en 2003 de los Centros de Educación Integrales Comunitarios (CEICO) en poblaciones como Cumboto, Chuao, Cuyagua, los cuales no sólo llevaron la educación media por primera vez a estas comunidades sino que además incorporaron a los sabios abuelos de la zona a la formación de los mas jóvenes.

DISCRIMINACIÓN RACIAL

El racismo de hoy, entendido como una actitud de discriminar y subestimar a una persona por su color de piel, está más que demostrado que fue un invento que surgió, a partir de la mal llamada trata negrera y el sistema esclavista con fines capitalista de explotación de las y los africanos y sus descendientes. El racismo o segregación racial es científicamente falso e indemostrable, moralmente vergonzante y jurídicamente inviable. Sin embargo, existe y está aún en el mundo entero. No por casualidad después de una masacre racial, el 21 de marzo de 1960, en Shaperville, Sudáfrica, la ONU decretó el 21 de marzo como Día Internacional contra la Discriminación Racial, por el asesinato de 70 personas.
Muchos países han avanzado en la lucha contra el racismo y la discriminación en el campo jurídico y las políticas públicas.
Venezuela aún no tiene una ley que lo penalice como sí existen otros países como Brasil, el mismo Estados Unidos y algunos países europeos. En la Asamblea Nacional reposa desde el 19 de mayo de 2008, un anteproyecto de Ley contra la discriminación racial que fue presentado por la red de Organizaciones afrovenezolanas, sin que hasta ahora dicho anteproyecto figure en la agenda legislativa del parlamento para este año, lo cual denota una vez más que el Estado sigue sin asumir su responsabilidad histórica en esta importante materia.
Por otro lado, del 20 al 24 de abril se realizará una evaluación del tema racial como resultado de la III Conferencia Mundial Contra el Racismo, realizada en Sudáfrica en el año 2001. Esa conferencia expondrá en su seno las nuevas formas de racismo existente en el mundo contemporáneo así como la condena al Estado de Israel por los crímenes cometidos contra Palestina. Hoy Estados Unidos (sí, el gobierno que dirige Obama), así como los antiguos países esclavistas y traficantes de africanos esclavizados por más de cuatro siglos, se oponen a esta conferencia y ya plantearon no asistir si se condenaba a Israel en dicha conferencia. Así lo expresaron Alemania, Holanda, Francia, Italia, casi toda la Unión Europea. Nuestro país va a estar presente sin embargo es triste tener que decir que el Estado venezolano no ha cumplido con todos los compromisos que se derivan de su condición de "Estado parte" de esta conferencia mundial, sobre todo por que a pesar de contar con una "Comisión Presidencial para la eliminación del racismo y otras distinciones en el sistema educativo venezolano" creada por medio del decreto 3645, los ministros de Educación que siguieron después del cimarrón Aristóbulo Istúriz, han hecho todo lo posible por hacer morir la referida comisión, al negarle recursos para su funcionamiento y haciendo caso omiso de los planteamientos que hemos hecho los voceros de la Red de Organizaciones Afrovenezolanas que hacen parte de la misma.

martes, 24 de marzo de 2009

¿Autoabastecimiento para el capitalismo o para el socialismo?

Si por amor no pudimos
al menos la muerte debería hacernos vivir como hermanos

La seguridad alimentaria de un país es vital. Constituye una debilidad extrema que un país no produzca sus alimentos. Esto lo entendió perfectamente el imperialismo norteamericano y así impuso un modelo de dominación neocolonial consistente en reducir a los países de America Latina y El Caribe a simples monoproductores de materia prima mientras ellos se desarrollaban en todas las áreas y nosotros, no sólo les proveíamos las materias primas, sino que también debíamos comprarles lo que no producíamos. Pero la autosuficiencia alimentaria o productiva en general, es un asunto de seguridad nacional en un país, bien sea capitalista o socialista. Para un país en construcción del socialismo el autoabastecimiento es de vida o muerte, más aun cuando depende del enemigo, pero también es de vida o muerte, la confección de su aparato productivo y desde luego de las formas de propiedad. Es decir, ¿qué producimos, cómo producimos y para quién producimos? Nosotros somos capitalistas, no sólo en las formas productivas, sino también en lo individual, en nuestra configuración psicológica, en lo cultural. Queremos ser socialistas, esto es otra cosa, pero querer serlo no significa que lo seamos. Es importante recordar que vivimos un proceso y de nosotros depende que ese proceso nos conduzca al socialismo o nos estanque en el capitalismo.

Es de vida o muerte seguir desarrollando formas de propiedad colectivas. ¿Qué es difícil? ¡Claro que es difícil! Estamos formados en el capitalismo, en el individualismo. Tenemos un reto, aprender a vivir como hermanos, no tenemos alternativa, está en juego la supervivencia del planeta mismo, ya es la hora del amor, el egoísmo nos ha conducido a la catástrofe. Pero la hermandad no llegará por inspiración divina mientras persista la putrefacción de una estructura social carcomida por la ingratitud. Pero tenemos que andar juntos aunque para ello tengamos que pelear entre nosotros. Y así debe ser, profundizar la discusión y el debate. Con el enemigo no hay que discutir, la confrontación es entre nosotros mismos, los que ya no queremos seguir siendo ni viviendo en este tipo de sociedad mezquina y perversa. Estas formas de propiedad colectivas deben seguirse constituyendo a la par del capitalismo. Debemos ir acabando con los monopolios. Si bien es cierto, que respetamos la propiedad privada, esta debe estar al servicio del pueblo que en fin es de donde se generan sus ganancias. Se deben democratizar las ganancias. No somos tontos, el marxismo nos explica muy bien lo referente a la plusvalía, pero para nosotros como pueblo en este salto cultural hacia el socialismo es importante perder las esperanzas sustentadas en el ideal de la acumulación capitalista y asumir de una vez y para siempre la alegría de los juntos.

sábado, 21 de marzo de 2009

Conuco, dignidad y socialismo

No es casual que a mediados del siglo pasado en lo que se ha denominado como la Venezuela Agropecuaria por algunos historiadores, libros de geografía económica señalen como causas del “fracaso” del comercio interno, junto al estado de las vías de comunicación, al caso de que muy poco había que venderle a la gente de los pueblos y caseríos de la nación, puesto que eran autosuficientes desde el punto de vista productivo. Esta circunstancia se extiende todavía hacia los años sesenta y así lo ratifican testimonios de personas de la época.
Esto ha sido cierto a pesar de la miseria derivada de las condiciones de existencia del pueblo, signadas por las dificultades propias del entorno y las derivadas de las desigualdades sociales históricamente establecidas. Y todavía hay estúpidos que dicen que este pueblo es flojo. Si el campo hubiese tenido, en esa época, la suficiente atención por parte del estado: reparto justo de la tierra, sistema de riego y eficientes mecanismos de salubridad pública, imagínense ustedes. Desde luego, esa autosuficiencia tiene que ver también a la calidad espiritual de un pueblo aun no contaminado por la alienación del gusto impuesta por la sociedad de mercado que encadena el consumo a necesidades artificiales como principal mecanismo para obtener dividendos en el absurdo expansivo de la industria capitalista. Por cierto, vale destacar, que a un empresario capitalista de los más ricos del mundo se le atribuye y es reconocido por eso entre sus colegas explotadores, el haber descubierto que los pobres también compran.
El consumo hace apenas unas décadas atrás fue simple y básico. Esa autosuficiencia de la que hablamos, incluye la parranda y el placer que son la misma vaina. Investigue usted sobre los bienes de consumo a los que se aspiraba en la época colonial, en el siglo diecinueve y la primera mitad del siglo veinte. Allí no existían automóviles, neveras, lavadoras, teléfonos, electricidad, televisores, etc. Sin embargo, la lucha de clases siempre ha estado presente porque la pelea siempre ha sido por los medios de producción y por el trabajo libre. En ese entonces y aun en nuestros días, la lucha ha sido por la tierra y contra el trabajo explotado. Encajonar la libertad del pueblo mediante aspiraciones de propiedad individual y de consumo generadas por el capitalismo es tramposo. Desde luego, ese planteamiento genera dividendos desde el punto de vista militante y electoral porque en nuestra psicología capitalista aun no se instala el sentimiento libertario genuino para vivir libres y por tanto, el dueño quiere seguir siendo más dueño y el que no tiene nada aspira a ser dueño en las mismas condiciones de aquel porque esa es la única forma de propiedad que ha visto. La carencia y la frustración han conformado los ejércitos de pobres en toda revolución, pero una cosa es pelear juntos para repartirse un botín y otra hacerlo para ser libres. La única posibilidad de ser libres es en colectivo, jamás se podrá saciar la voracidad de un pueblo motivado por las ambiciones individuales de la acumulación capitalista.
Si no creamos las condiciones para el salto cultural hacia el socialismo no dejaremos de ser el mismo pueblo adeco y copeyano, hoy chavista, que abarrota los mítines entre consignas eufóricas inversamente proporcionales al silencio irresponsable. No le tengamos miedo al socialismo, si por carencia y frustración hemos ido al combate, también lo hemos hecho por dignidad, contamos con una gran fortaleza: somos un pueblo digno.

viernes, 20 de marzo de 2009

Hacia un país de conuco y cayapa

Hay quienes dicen que la cayapa o trabajo de ayuda mutua era un recurso obligado de los conuqueros ante la imposibilidad de pagar peones para las tareas mayores en sus conucos, para construir la casa y otras actividades que ameritaban el esfuerzo de unos cuantos. No deja de ser cierto, quizás fue un recurso sin alternativa, sin embargo es innegable los profundos lazos de amistad que dicho trabajo colectivo generaba o al revés. Los orígenes de la especie humana son colectivos. Por tanto los oficios también, desde la partera hasta los músicos. (Transfiérase el concepto de conuco a toda actividad económica de subsistencia del pueblo como los pescadores por ejemplo) Todavía conseguimos esas maneras en la solidaridad vecinal para cuidar un enfermo o en la lágrima franca en el funeral ante el dolor del amigo por la pérdida de un ser querido. Compartir las cosas siempre ha sido una virtud de este pueblo. Nosotros le arrebatamos los santos, el bautismo y otros rituales a la iglesia católica y creamos partir de nuestros muertos nuestras propias ánimas; empezamos a “ponerle el agua” a los recién nacidos y a celebrar velorios de cruz de mayo y otras fiestas místicas por nuestra cuenta y nos fuimos llenando de comadres y compadres y de mamás y de tíos y de hermanos por afinidad más allá de lo consanguíneo.

Ese sentimiento natural del pueblo, clave fundamental de una vida justa y libertaria ha sido descuartizado por el hambre y el despotismo a través de la historia. El capitalismo nos fue vendiendo la idea del “éxito” individual. En la escuela empezaron hablarnos de ser “competitivo”. Te dijeron: “tienes que esforzarte porque debes competir y si no ganas no tienes futuro”. Empezamos a estudiar por hambre y hacer negocios para ser empresarios y de allí: “una cosa es la amistad y otra es el negocio” y también: “alpargata no es zapato ni que le pongan tacón, la franela no es camisa ni chor llega a pantalón”. Todo eso nos lo fue enseñando el capitalismo y entonces las fachadas de las casas fueron más importantes que su interior y un paredón lo más ideal y urbanizaciones y edificios donde nadie se conoce ni se saluda. Pero nosotros no somos así. Ese no es el corazón del pueblo. El capitalismo nos vendió una realidad ficticia. Nos hizo pensar que existen personas más importantes que otras y es mentira. Todos sentimos frío, calor, hambre, envejecemos, enfermamos, morimos, etc. Todos necesitamos de todos. La sociedad necesita al conuquero, al pescador, al albañil, al médico, al músico…Ninguno es más importante que otro. Somos interdependientes. Pero el capitalismo nos vendió la idea falsa de que eso no es verdad y la verdad es que esa es una verdad del tamaño del universo. Somos socialistas, somos comunistas por naturaleza.

Si el trabajo colectivo es inherente a los orígenes de la especie, si la cayapa como extensión del trabajo colectivo ha sido una virtud de este pueblo conuquero, entonces un país conuquero, cayapérico, es el que tenemos que construir llámese socialista o comunista o como sea. Esa espiritualidad no es consecuencia de elaboraciones mentales ni de ninguna “concientización ideológica”, sino que es fruto de una cultura sustentada en la interacción y producción de lo diverso en íntima conexión con una idea del mundo insertada en el cuerpo como un órgano más y materializada involuntariamente en la confraternidad mediante las expresiones consecuentes de toda cultura: una ciencia, una tecnología, una arquitectura, un lenguaje, un canto, un arte, una poesía, una literatura; todo eso en un todo que tiene de cada cosa una cosa para desembocar en lo que es: la cultura de donde nos originamos como nación y de la cual debe partir nuestro devenir intelectual, no por capricho nacionalista o patriotero, sino porque ésta nos garantiza desde la autonomía alimentaría a la que todo pueblo que se estime aspira, hasta el hilo emocional de existencia colectiva que nos sostenga a través del tiempo sin ningún peligro del desarraigo que hoy arrastramos como dolor masivo, y nos unifique en el pueblo que somos sin ninguna contradicción con el planeta para que el sueño ya no precise de conceptos políticos que lo justifiquen y sea en la vida misma tan simple como respirar o hacer el amor.

martes, 17 de marzo de 2009

La tenencia de la tierra

“Dios no le dio tierra a nadie
ni dijo que la cogieran
lo que pasa es que el más vivo
a lo macho se alindera”.


Dámaso Figueredo







Soy socorreño, en El Socorro se libró La Batalla de Quebrada Honda, en agosto de 1816, batalla cuya victoria levanta la moral al ejército republicano, el cual venía de recibir la estocada mortal en Urica al caer vencido frente a la aguerrida pasional de las fuerzas clasistas de José Tomás Boves. Bolívar aprendió de Boves y de los consejos de Alejandro Petión en Haití para incorporar definitivamente a los pobres a la causa patriótica y vencer en Carabobo. Al mando de Los Vencedores de Quebrada Honda estaba Gregor Mac Gregor, posteriormente libertador de La Florida por encargo de Simón Bolívar que ya visualizaba las ambiciones imperialistas de los yanquis…pero Mac Gregor no peleó en Quebrada Honda, pasó por El Socorro enfermo y esa mañana siguió hacia Santa María de Ipire con algunos soldados y la batalla la libró Carlos Soblette quien era el segundo al mando. Sublettte después de 1830 traiciona junto a José António Paez . Nosotros en El Socorro queremos a Mac Gregor y en la memoria colectiva tiernamente muchos le atribuyen esa batalla a él. En un programa de radio, una vez, yo aclaré, que así nos duela, quien estaba al mando de la batalla de Quebrada Honda fue Carlos Soublette. A raíz del impacto, un profesor conservador me reclamó diciéndome que eso no se le debía decir al pueblo porque la gente creía que allí había peleado Mac Gregor y esa verdad sería una frustración. Yo le respondí: pero es la verdad.


Con mentiras históricas no se hace una revolución. Nosotros tenemos un marco legal y lo respetamos para el avance del proceso bolívariano, pero no podemos seguir mintiendo en cuanto a que la tierra tiene dueño. No podemos seguir sosteniendo argumentos en relación a la propiedad que sólo contribuyen a la alienación capitalista. La tierra no es de nadie. La tierra es un bien de beneficio público. La propiedad es una patraña. No existe alegría individual. La alegría es colectiva. La herencia es una maldición . La muerte es comunista, pero así no mueras, tampoco la eternidad te da derecho a acumular para ti egoístamente lo que tus hermanos necesitan. Aporte cada cual según su capacidad y reciba cada quien según su necesidad es el proverbio marxista más hermoso de este pobre planeta. De repente, mi camarada, si usted quiere, para no ser tan anarquista y radical, digamos que usted podría ser “dueño” de un chinchorro si usted lo hizo, pero ¡de la tierra!...


Si la tierra estaba hecha / antes que el hombre naciera / díganme con qué derecho / se apoderaron de ella / cómo fue que la compraron / quién fue capaz de venderla. Yo no estoy metiendo embuste / esto es una cosa seria / y reto al terrateniente / que me presente las pruebas / a partir de su escritura / me ajilo hasta la primera / y demuestro que es dudoso / el origen de su hacienda.