Del despecho a la alegría - Blog de Gino González

martes, 24 de marzo de 2009

¿Autoabastecimiento para el capitalismo o para el socialismo?

Si por amor no pudimos
al menos la muerte debería hacernos vivir como hermanos

La seguridad alimentaria de un país es vital. Constituye una debilidad extrema que un país no produzca sus alimentos. Esto lo entendió perfectamente el imperialismo norteamericano y así impuso un modelo de dominación neocolonial consistente en reducir a los países de America Latina y El Caribe a simples monoproductores de materia prima mientras ellos se desarrollaban en todas las áreas y nosotros, no sólo les proveíamos las materias primas, sino que también debíamos comprarles lo que no producíamos. Pero la autosuficiencia alimentaria o productiva en general, es un asunto de seguridad nacional en un país, bien sea capitalista o socialista. Para un país en construcción del socialismo el autoabastecimiento es de vida o muerte, más aun cuando depende del enemigo, pero también es de vida o muerte, la confección de su aparato productivo y desde luego de las formas de propiedad. Es decir, ¿qué producimos, cómo producimos y para quién producimos? Nosotros somos capitalistas, no sólo en las formas productivas, sino también en lo individual, en nuestra configuración psicológica, en lo cultural. Queremos ser socialistas, esto es otra cosa, pero querer serlo no significa que lo seamos. Es importante recordar que vivimos un proceso y de nosotros depende que ese proceso nos conduzca al socialismo o nos estanque en el capitalismo.

Es de vida o muerte seguir desarrollando formas de propiedad colectivas. ¿Qué es difícil? ¡Claro que es difícil! Estamos formados en el capitalismo, en el individualismo. Tenemos un reto, aprender a vivir como hermanos, no tenemos alternativa, está en juego la supervivencia del planeta mismo, ya es la hora del amor, el egoísmo nos ha conducido a la catástrofe. Pero la hermandad no llegará por inspiración divina mientras persista la putrefacción de una estructura social carcomida por la ingratitud. Pero tenemos que andar juntos aunque para ello tengamos que pelear entre nosotros. Y así debe ser, profundizar la discusión y el debate. Con el enemigo no hay que discutir, la confrontación es entre nosotros mismos, los que ya no queremos seguir siendo ni viviendo en este tipo de sociedad mezquina y perversa. Estas formas de propiedad colectivas deben seguirse constituyendo a la par del capitalismo. Debemos ir acabando con los monopolios. Si bien es cierto, que respetamos la propiedad privada, esta debe estar al servicio del pueblo que en fin es de donde se generan sus ganancias. Se deben democratizar las ganancias. No somos tontos, el marxismo nos explica muy bien lo referente a la plusvalía, pero para nosotros como pueblo en este salto cultural hacia el socialismo es importante perder las esperanzas sustentadas en el ideal de la acumulación capitalista y asumir de una vez y para siempre la alegría de los juntos.

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