Del despecho a la alegría - Blog de Gino González

miércoles, 23 de junio de 2010

Música clasista

Todos los pueblos del mundo bailan y cantan. Cada uno a su manera y por diversos motivos. El canto puede ser una herramienta de sometimiento o de liberación, eso lo entendió Alí Primera. La música como expresión cultural de un pueblo contiene los elementos particulares que definen su estética y por eso aunque todos los pueblos hacen música cada cual la hace a su estilo. Los imperios siempre han atentado contra la diversidad cultural porque les conviene un solo comportamiento para dominar mejor, tesis del pensamiento único. Una misma música, una misma comida, un mismo idioma...
Dicen que este territorio le costó al imperio español dominarlo totalmente por la diversidad de naciones indígenas que lo habitaban al contrario de lo uniforme del pueblo maya y azteca. La música también ha tenido un carácter de clase, pero los ricos no saben bailar y por eso las cortes, la iglesia y la burguesía secuestraron la música de los pueblos y la remendaron con su mojigatería. Eso que hoy llamamos música clásica se convirtió en la música de la clase dominante y nosotros en revolución al parecer reconocemos que tenían razón que ella es la que sirve y la nuestra es “ordinaria” y por tanto hay que introducir al pueblo en la música clásica para educarlo. Inclusive una expresión musical del pueblo sirve si se inserta en el molde de la música clásica. “Guardatinajas” de Dámaso Figueredo es una simple canción “folklórica” pero si la ejecuta la sinfónica logra su consagración. O después que la sinfónica hace su presentación le dan chance a un golpe “folklorico”. ¡Que irrespeto!
Yo no pretendo incomodar a los amigos de la música clásica, pero este país es el que cuenta con la mayor diversidad musical del mundo. Nosotros no tenemos necesidad de resucitar cadáveres musicales que no nos pertenecen para que nos identifiquen internacionalmente, y el colmo: ir a Europa a tocarles música europea. ¿O es que acaso nos avergüenza nuestra música? A partir del colonialismo, de la miseria y de los gritos libertarios contamos con una arte musical propio y así debemos encontrarnos con los demás pueblos cada cual con lo suyo. Creemos en la diversidad cultural y en los abrazos. Hagamos una selección de la música de la patria, incluyendo la música y la canción que está surgiendo hoy en Venezuela más allá de la alienación capitalista y sin duda conformaremos un equipo para cualquier gira internacional, incluso a menos costo.

sábado, 19 de junio de 2010

Cirgüelas podridas

Entonces en bolsas de papel, cuando niños vendíamos en la temporada cirguelas a la orilla de la carretera nacional. No preciso de quien lo aprendimos, pero en ese tiempo metíamos debajo ocultas cirgûelas secas, podridas o muy verdes y arriba las màs apetitosas y llamativas para engañar a los compradores que se estacionaban para comprar las frutas ofrecidas por las “tiernas” manos de niños campesinos. Esas mismas manos eran tambièn depositarias del oficio criminal de atrapar pàjaros para venderlos tambièn allì debido a la demanda còmplice de quienes, incluso todavía, sostienen el horrendo hàbito de mantener en sus casas aves enjauladas. Por algo aun siguen los acuarios y zoològicos y niños de la mano de maestros o de sus padres incitados al disfrute mediante la observación de animales en cautiverio. Aquellas bolsas engañosas continúan en los comerciales tramposos que hablan maravillas de productos que no sirven.
Bolsas de tostones, papas fritas entre tantas, llenas de aire para disimular el mìnimo contenido y sugerir la abundancia, asì como vasos y platos, diseñados con ese fin, en restaurantes. Aquellas bolsas de cirgûelas podridas siguen alli transfiguradas en el espejismo de las vitrinas como anémonas para atrapar incautos y en tantas otras “marramusias” inventadas por el capitalismo y “normales” en una legalidad que las permite y por una psicologìa colectiva que ha asimilado esa cultura del fraude. Desde que surgió la propiedad privada, este es un virus insertado en los huesos desde niños y es la máxima tarea de salubridad espiritual de la revolución. Por ahí debe estar orientada la política cultural revolucionaria y no diluirse tanto en lo trivial. Chavez ha comprendido que para atacar la corrupción se debe combatir su foco originario que es el sistema capitalista mismo. Desde la generalidad hasta el detalle. En los demás y en nosotros mismos. Desde Miraflores hasta el Consejo Comunal. Desenmascarar la plusvalía en la gran industria y en la señora que vende café en mal estado.
En el sobreprecio evidente de una carretera por una gobernación y en la construcción de unas aceras por una alcaldía para favorecer a un contratista y cobrar un porcentaje, pero también en el Consejo Comunal que presenta un proyecto obviando las prioridades con malévolas intenciones. Hay otro dato, en esos pueblos habían bodegueros que si uno iba a comprar un refresco te decían: “no bebas eso que hace daño” o “mire, ese queso no esta bueno, si usted quiere lo compra, pero no esta bueno”.